Lectio Divina Parte 2

Si estáis pensando que la Lectio Divina (LD) es una lectura espiritual como otra cualquiera estáis equivocados. Diferentes factores son los que la diferencian del resto de lecturas y ejercicios espirituales. Por ello, quienes deciden introducir en su vida la Lectio Divina no pueden pasar por alto lo que vamos a explicar a continuación. Deseamos de todo corazón que os sea de provecho este "segundo bocado" sobre la LD. 

 

LA LECTIO DIVINA: UNA LECTURA REALMENTE DIVINA

 

La LD es realmente una lectura divina pues tiene por objeto las Sagradas Escrituras. Y es que leer la Palabra de Dios es leer a Dios.

 

¡Sí! leer la Biblia es ponernos en contacto real con Dios, que nos habla por medio de ella. Y este maravilloso suceso no lo encontraremos en ninguna otra lectura humana, por piadosa y sabia que sea. 

 

LA LECTIO DIVINA TIENE UN VALOR SACRAMENTAL 

 

Resulta que la Lectio Divina por excelencia es la proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia. Y la lectura privada de las Sagradas Escrituras ha de considerarse como su anticipación o bien como su prolongación. En este sentido, llevar a cabo la LD, ya sea de forma individual o en comunidad, implica participar de la eficacia sacramental que la Palabra de Dios tiene en las celebraciones litúrgicas. 

 

LA LECTIO DIVINA ES UNA LECTURA ORANTE

 

Ya lo advertía San Jerónimo! La LD es en ella misma oración y este rasgo característico no lo posee ninguna otra lectura espiritual, por moderna que sea. Podríamos explicar, del siguiente modo, que significa eso de que la LD es una lectura orante

 

Mientras leemos la Palabra de Dios, nuestra mente considera atentamente el texto bíblico, y en ese instante nuestra imaginación y afectos vuelan alto para tomar conciencia de lo que Dios nos dice "aquí y ahora". Aquí comienza el diálogo con Dios, porque Él nos habla por medio de su Palabra y nosotros le respondemos con oración, es decir, nos dirigimos a Él con agradecimiento por lo que nos dice, promete, exhorta o advierte, al mismo tiempo que, interpelados por su Palabra, nos convertimos y dirigimos a su voluntad.

 

La Palabra es la misma para todos aquellos que la escuchan reunidos en una asamblea o bien en lugares distintos, pero tengamos muy presente que la Palabra suscita en cada cual un sentido distinto y único,  y que sin esta intervención personal la oración enmudecería; es decir, nada tendríamos que decir a Dios si su Palabra nada nos dijera de forma individual y personal. 

 

BUENO, TODO ESTO ESTÁ MUY BIEN... PERO, ¿CÓMO SE HACE LA LECTIO DIVINA?

 

Supongo que muchos de vosotros estáis esperando este momento: conocer como llevar a cabo la Lectio Divina!  Pero antes de ello, es menester obligado hablaros de Guigo el Cartujo.  En este punto ya puedo imaginarme como alguno de vosotros, queridos pescadores, estaréis "rasgando vuestras vestiduras" pensando que había llegado el momento, pero no (sólo lo postergo un poquito más).

 

A lo que vamos! La LD le debe a Guigo el Cartujo (monje cartujo del S.XII) el esquema o sistematización que la caracteriza, es decir, los 4 pasos o peldaños a seguir: lectio, meditatio, oratio y contemplatio.

 

En su obra del año 1150 Scala claustralium (Escala de los monjes) o Scala paradisi (Escala del paraíso), encontramos una redacción sobre la vida contemplativa dirigida a su compañero Gervasio.

 

En ella, y por medio de la imagen de la escalera (que en el mundo medieval solía representar la aspiración del hombre por llegar a Dios), Guigo describe un camino espiritual que conduce al monje hasta el mismísimo cielo; camino que consiste, como citaba anteriormente, en recorrer esos 4 peldaños, en apariencia ascendentes, cuyo único objetivo es el encuentro con Dios, de tal modo que para el monje:

 

"La lectura busca la dulzura de la vida bienaventurada, la meditación la encuentra, la oración la pide y la contemplación la saborea" (ENZO BIANCHI, Orar la Palabra, Barcelona: Editorial Calret 1988, p.80)

 

Veamos, al fin, como podemos llevar a cabo este encuentro con Dios y avanzar así al paraíso por medio de la LD.

 

 

LOS 4 PASOS PARA LLEVAR A CABO LA LECTIO DIVINA

 

PRIMER PASO: LA LECTIO (LECTURA)

 

Estamos convencidos de la verdadera y real presencia del Verbo Encarnado en las Sagradas Escrituras. Esta convicción nos infunde el deseo de querer nutrirnos de la Palabra y para que este deseo permanezca, hay que amarla sin límites. 

 

Fe y amor son, por tanto, dos condiciones indispensables que necesitamos para iniciar el diálogo con Dios por medio de la lectura bíblica. Vivir así la LD es ya oración: la lectura es el primer paso que damos para dialogar / orar con Dios. 

 

 

SEGUNDO PASO: LA MEDITATIO (MEDITACIÓN)

 

Una vez recibida la Palabra es hora de meditarla. ¿Cómo? pues permaneciendo en ella como si fuera nuestra morada, acogiéndola desde el corazón. Este es el momento en el cual nos introducimos al misterio de que la Palabra de Dios está "viva", que Dios nos habla a través de ella y quien se pone a la escucha, oye su voz, aún cuando no tiene sonido. 

 

La Palabra suscita de este modo en el lector, el deseo de ser eco de la voz que ha escuchado y de responder a Dios por medio de la oración. 

 

TERCER PASO: LA ORATIO (ORACIÓN)

 

La LD es una lectura dialógica, cuya iniciativa es tomada por Dios al dirigirnos su Palabra (lectio) y que, prestándole nuestra atención y escucha, la acogemos en el corazón (meditatio). 

 

Cuando esto sucede, la LD progresa hacia su identidad más verdadera, convirtiéndose en un coloquio con Dios por medio de la oración. Este coloquio no únicamente permite abrir nuestra alma a Dios sino que también nos ayuda a fortalecer nuestra comunión con Él por medio de las palabras que le dirigimos. Y cuando esto sucede entramos en un estado de paz donde podemos realmente "gozar de Dios".

 

CUARTO PASO: LA CONTEMPLATIO (CONTEMPLACIÓN)

 

La contemplación es, en la LD, el momento en el cual nuestro intelecto y la Palabra de Dios se encuentran. Esto sucede cuando la Palabra que Dios nos ha dirigido se asienta en nosotros de tal forma que, a partir de ese momento, nos comprometemos a llevarla a cabo y a ser testimonios vivos de la misma.

 

Es así como se produce el vínculo entre la Lectio Divina y el propósito real de llevar una vida cristiana, pues el primer fruto de la Palabra de Dios en nosotros es nuestra transformación interior

 

Y bien, después de conocer los 4 peldaños de la LD, comprender su significado y cómo podemos llevarlo a cabo, sólo cabe preguntarnos si estamos dispuestos a convertirnos en verdaderos servidores de la Palabra, en testimonios vivos de nuestra fe. Porque no hay mejor método puesto a nuestra disposición que la Lectio Divina para dejarnos transformar por Dios, para convertirnos en verdaderos cristianos, en verdaderos seguidores y discípulos de Cristo, dispuestos de corazón a cumplir su santa voluntad. Que así sea.