El obrar de Dios es constante, diario, nunca cesa. Y muestra de ello son las conversiones de corazón que va realizando en muchos de nosotros, sus hijos, sus elegidos. Historias reales, de personas que, como tú y como yo, hemos experimentado a ese Dios sanador y salvador, que ha venido a rescatarnos de la podredumbre de nuestras vidas y miserias.


Este es el motivo de que estrenemos esta sección. Una sección para aquellos que quieran compartir su testimonio de conversión con el mundo, para mayor Gloria de Dios y bien de las almas. Pues queremos seguir siendo testigos y testimonios fehacientes del amor y misericordia de Dios en nuestra actualidad. Y que mejor manera de hacerlo que compartiendo testimonios del Dios vivo y resucitado.


Sin más dilación, os dejamos con el testimonio de conversión de Rocío (muchísimas gracias por compartirlo):

"Mi conversión se fue produciendo durante mi residencia. Soy enfermera especialista en salud mental. Después de hacer el examen EIR y quedar en un buen puesto aumento mi soberbia, me creí muy inteligente, brillante... aumentando mi armadura. Viví una vida de pecado, pero creía a mi manera... supuestamente amaba a Dios y a la Virgen María pero no seguía sus mandamientos ni iba a misa.


Comencé mi periodo de residencia con mucha frustración porque no era capaz de desarrollar mi conocimiento en la práctica, me bloqueaba y eso hacía que quienes me tenían que evaluar y formar me observaran más, lo que hacía que me bloqueara cada vez más.


Durante ese periodo fui comparándome con mis compañeras y estando cada vez más infeliz, no viendo salida. Durante una tutoría mi armadura fue rota, mi imagen y todo lo que yo era fue destruido. No valía, ni como enfermera ni como residente ni casi como persona. Viví rota durante dos años, criticando al sistema, a sus integrantes, a mí misma.


Durante ese tiempo fui muy ayudada por varias personas que en mi residencia apostaron por mí y me formaron. Pero seguían las dificultades y las zancadillas. En la residencia teníamos la oportunidad de salir del área, de estar en otros dispositivos distintos en esa misma CCAA o en otra. En mi caso tuve que repetir dispositivo y eso hizo que estuviera a punto de dejarlo todo. Sentí envidia de mis compañeras, porque yo no aprendía nada nuevo y ellas sí, mis dificultades no mejoraban al ritmo que yo quería.


En el mes de marzo, antes de la cuaresma de hace 2 años, tuve un momento de apnea durante el sueño. Me asusté mucho y me acerqué a una iglesia a confesarme (siempre había dicho que si veía de cerca la muerte me confesaría).


Ese jueves no me pude confesar por falta de tiempo de mi confesor (es normal, llevaba 10 años aproximadamente sin acercarme al confesionario y él quería hacer una confesión en profundidad). El viernes acudí a la cita, tuve una confesión que yo ni creía porque "no había pecado tanto". Descubrí que había mucho que confesar. Al final de la confesión el sacerdote me dijo "tú eres amiga de Jesús". Yo le respondió que sí, claro. Él me contestó "si eres su amiga, porque no vienes a verle a su casa... a la misa". Yo pensé en que, bueno, podía darle una pequeña oportunidad a la misa dominical, aunque yo creía que "los curas metían ideas en la cabeza en el sermón" y por eso no iba.


Ese domingo comencé a ir, y me quedé... y seguí yendo. Descubrí que Dios tenía que romper mi coraza para que yo le dejara un pequeño espacio en mi corazón y Él, con ese pequeño espacio, se hizo grande, como el grano de mostaza.


Comencé a buscar cosas sobre Él, la Virgen, los santos, a aumentar mi conocimiento y a amarle.

Desde septiembre de ese año rezo el rosario y puedo decir que da los frutos que promete y más. Mi amor es más ferviente.

El mes de marzo de este año tuve la oportunidad de consagrarme a Jesús por medio de Mamá María y esto me ha ayudado a amar más a Nuestra Señora, sin creer que le resto amor a Dios por ello.


Mi conversión es una decisión diaria, una decisión de amarle cada día y desear amarle más."